Esta noche, me es imposible dormir. No puedo parar de pensar
en tu dulce sonrisa, en tu mirada
perdida… No me canso de recordar la manera en que me mirabas, cómo tus manos se
entrelazaban con las mías, cómo me decías te quiero, cómo me guiñabas un ojo y acto seguido me
acariciabas… Eso es, esa caricia logra que me estremezca, que un escalofrío
recorra toda mi espalda, logra que no pueda evitar sonreír y sentirme feliz el
resto del día y que pueda ver en tus ojos ternura y un conjunto de sentimientos
que aún intento descubrir. Porque aún eres todo un misterio, pero he llegado a
la conclusión de que si no te tengo a mi lado y no te siento cerca, siento que
muero, siento que me desvanezco poco a poco y siento el peso de la ira y de la
frustración brotar fuera de mí.
No paro de imaginar. Un paseo por la playa me hace sentir
bien, pero más si es en tu compañía. Tú me abrazas, nuestras miradas se
encuentran. Entonces me haces un guiño, a continuación, una caricia. Pero esta
vez es diferente: nuestros labios se topan y se funden en un ardiente beso. Te
miro. Me miras. No quiero que acabe nunca. Un “te quiero” incluso un “te amo”
en ese momento puede quedarse corto en comparación con lo que siento por
ti. Sin embargo, es otra vez la
imaginación la que me juega una mala pasada. Deduzco entonces, que estoy plena
e indiscutiblemente enamorada de ti, pero eso no es lo peor; he descubierto que el amor lleva a la locura ¿Es posible que haya perdido la cabeza?¿Es normal que te adueñes de
mi mente y de mi corazón?
Sólo sé que ha pasado bastante tiempo desde que intenté
dormir y que entretanto, he estado pensando únicamente en ti. Esta noche me es
imposible dormir…